El empleado de mi papá - Día del cambio
Solo será hasta el próxima día del cambio, pensé. Me mire en el espejo del baño y vi mi rostro. Mi padre es dueño de una empresa que heredo de su padre y ahora el me la quiere dar a mi, en los últimos meses he estado viniendo más seguido para comenzar a familiarizarme, mi padre quiere que en cuando termine la universidad haga cambios radicales lo que me provoca una enorme presión. Durante los meses que he venido he estado conociendo a los empleados, todos parecían normales a excepción de uno, Luis, desde el momento en que lo vi no pude evitar sentirme atraído por él, tiene un buen cuerpo y eso lo sé porque la mayoría de su ropa le queda muy ajustada, sobretodo en la entrepierna en donde se le marca un gran bulto. Luis es una persona llena de confianza, es el que resalta más en toda la empresa. Un día platicando le dije sobre la enorme presión que sentía y él en tono de broma me dijo que podríamos cambiar durante un tiempo para que dejara ese problema de lado, en el momento ambos nos reímos de imaginarnos ser el otro, pero con los días ambos pensamos en eso con más seriedad… y bueno aquí estoy en el día del cambio a unos pocos minutos de que ocurra. Deje de mirarme en el espejo cuando Luis entro en el baño.
─¿Listo? ─dijo con una sonrisa.
─¿Hasta el próximo día del cambio, no? ─dije algo inseguro.
─Si tu quieres, de todas formas no podemos volver a cambiar hasta que llegué ese día jajaja.
Asentí y comencé a tocarme la entrepierna para excitarme, Luis se toco sus pezones y su entrepierna se hizo más grande, esto provoco que me pusiera rojo y retrocediera un poco.
─No te asustes, esta es la mejor forma de excitarme ─dijo con una sonrisa.
Ver al hombre más guapo de la empresa tratando de excitarse provoco que mi pene se pusiera duro de golpe, y no pude evitar meter mi mano en mi ropa interior. Luis me miro hacerlo y pude ver su sonrisa siniestra, él se acerco a mi y me empujo hasta que choqué con la pared, se puso tan cerca de mi que podía sentir como nuestros labios se tocaban.
─Ambos debemos estar excitados sino esto no funcionara ─me dijo justo antes de meter su mano en mi entrepierna.
─¡Qué estas haciendo!
─No te preocupes solo reviso el que sera mi pene durante un tiempo.
Estaba paralizado solo sentía su mano jugar con mis testículos una y otra vez. Mire el bulto de su entrepierna y entonces pensé en hacer lo mismo, estiré mi mano y apreté con fuerza el bulto lo que provoco que Luis diera un pequeño gemido, momento que aproveche para besarlo, sus labios eran suaves no quería dejarlos, pero de un momento a otro esa suavidad desapareció. Abrí mis ojos lentamente y me vi a mi mismo, de inmediato me aleje y saqué la mano de mi entrepierna, me mire en el espejo mientras tocaba mi nuevo rostro.
─Se siente extraño ─dije tocando mi nuevo pecho.
Gire para mirar mi cuerpo y al parecer Luis no perdió el tiempo ya que tenia su mano dentro de mi entrepierna.
─Deja ese para cuando estés solo ─dije.
─Tu tranquilo solo quería acomodar mi nuevo pene.
Pasamos el resto del día evitando a todo el mundo para que no sospecharan que cambiamos, apenas llegué a mi nuevo departamento corrí directo al primer espejo que estaba colgado en el baño. Toqué mi rostro lentamente, mis dedos tocaban mi barba, en mi anterior cuerpo no tenia nada de esto, mis brazos y mi pecho estaban demasiado grandes pero lo más sobresaliente era el bulto en mi entrepierna, pase todo el día evitando tocarlo pero ahora que estoy solo no hay forma de que no descubra lo que tiene este cuerpo.
Mis músculos se tensaban, mi pecho y mis brazos estaban completamente duros las venas se hacían cada vez más visibles, mi cara estaba completamente perdida, era de satisfacción. Continué masturbándome con las dos manos, podía sentir como la carga subía poco a poco, mi mente se lleno de todas las veces que estuve cerca de Luis, de todas las veces que quería tocar sus brazos, su pecho, sus piernas… besarlo… recordé que lo había hecho en el baño, en ese momento estaba completamente satisfecho con haberlo besado pero tener su cuerpo lo hace aún mejor.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por la carga a punto de salir.
─ ¡Oh dios! ¡Ahora yo tengo este cuerpo que siempre quise tocar!
Una carga salió dejando manchado el piso, el espejo, la camisa negra e incluso mi cara. Después, mi pene comenzó a bajar poco a poco, simplemente me miraba en el espejo apreciando el cuerpo que tenia ahora y no podía dejar de pensar en todas las cosas que podría hacer con él.
─Quiero masturbarme otra vez ─dije mientras mi pene se ponía duro de nuevo.
Comentarios
Publicar un comentario