Poseedor - El chico del gimnasio

Estar esperando me está volviendo loco, ¿Por qué tarda tanto en salir del gimnasio?, mi entrepierna se siente incomoda de tanta presión que hay, no puedo aguantarme más, quiero tomar el cuerpo de ese hombre.

Desde que bese a alguien por primera vez supe de mi habilidad, puedo tomar el cuerpo de la persona que quiera, tengo total control y la única forma de librarse es que yo lo quiera, algo que normalmente pasa cuando me canso de masturbarme.

Toco mi entrepierna para acomodarla un poco, el asiento de mi moto hace que la temperatura suba y, por lo tanto, mi pene se mantenga erecto. Doy un vistazo a mi alrededor para confirmar que no haya nadie, meto mi mano en mis shorts para tratar de acomodarlo. Un pensamiento pasa por mi cabeza, pronto haría lo mismo con ese hombre, ¡Dios!, él si es un hombre, todo ese pelo que tiene, todo eso será mío.

Escucho pasos acercándose, y rápidamente saco mi mano. El ruido se escucha cada vez más cerca y es cuando siento una presencia a mi lado, es el chico, mi objetivo. Su nombre es Sergio, hace poco entro al gimnasio, pero desde el primer día me fije en él, ya tenía un buen cuerpo y cuando lo vi en los vestidores sin camisa, no dude dos veces en intentar tenerlo.

─¿Cómo la llevas Sergio? ─espero que haberme tomado el tiempo con él funcione, intente entablar una relación con él antes de quitarle su cuerpo─ ¿Hoy qué parte ejercitaste?

─Hey hola, pensé que ya te habías ido ─ambos chocamos manos, como si de una relación entre amigos se tratase─ Hoy si estuvo pesado, me toco hacer pecho y apenas lo aguanto.

─Me imagino, yo cada vez que lo hago siento que no puede respirar ─tocó mi pecho por inercia y veo como la poca luz del estacionamiento ilumina su corpulento cuerpo.

─Bueno, ¿Mañana vienes? ─me cuestiona mientras se sube a su motocicleta.

Tengo que hacerlo ahora, no creo que pueda esperar a otro día. 

─Si claro, pero quiero decirte una última cosa ─se quedó esperando durante un momento, tragué saliva y con fuerza lo tomé de su playera. Lo forcé a besarme, naturalmente, intento alejarme y casi lo logra con sus enormes brazos, pero al final termino cediendo. Nuestras lenguas jugaban de una manera tan ágil, sin duda se notaba que ambos teníamos experiencia.

Una sensación familiar paso por mi cuerpo, estaba listo para tomar el suyo. Mi conciencia se separa de mí y entra poco a poco en Sergio a través de su boca, adoro este momento. Cada parte de su cuerpo la acoplo a mi mente, es la parte más difícil, pero nada que no pueda controlar. Después de algunos segundos abro mis ojos y observo mi cuerpo inerte frente a mí, lo alejo con suavidad y aprecio mi nuevo cuerpo.

─Veamos que tienes para mi muchachón ─siempre me sorprende escuchar una voz que no es la mía. Toco mi pecho para darme cuenta de lo firme que estaba, se nota que acaba de ejercitarlo.

Bajo mis manos hasta llegar a mi abdomen y apretarlo un poco. No me resisto y las bajo hasta llegar a la entrepierna, doy un pequeño vistazo y me quedo helado al ver no solo el tamaño que tiene, sino, todo el vello en el lugar.

─¡Dios! Cuanto me alegro de haberte conocido ─masajeé mis nuevas bolas y solté un pequeño gemido.

─¡Qué demonios está pasando! ─esa voz era igual a la de Sergio. Saco mi mano de la entrepierna y miro sobre mi hombro.

Sergio esta a mi lado, al parecer esta sorprendido y un poco aterrado. Y como no estarlo alguien más acaba de tomar su cuerpo.

─Oye tremendo monstruo que tienes escondido en el short ─sonrío, pero el hace todo lo contrario. Me grita varias cosas, pero las ignoro. En lo único que pienso es en llegar a casa y probar este cuerpo.

─¡Regrésame mi cuerpo! ─continúa tratando de llamar mi atención. Esto es lo malo de poseer. La persona no desaparece o duerme, siempre esta activo y ve todo lo que hago, en algunas situaciones es incómodo.

─Hermano, no voy a hablar contigo aquí. Las demás personas van a pensar que estoy loco por hablar solo, y por si no te habías dado cuenta el único que puedo verte soy yo ─subí a mi nueva moto listo para marcharme cuando Sergio me recordó ese detalle.

─¿Vas a dejar tu cuerpo allí? ─se burlaba─ La gente hará muchas preguntas si solo se queda como estatua.

Hice un ademan con mi mano y mi cuerpo se puso en modo automático. Después de tanto tiempo haciendo esto es normal que haya entrenado para mover el cascaron vacío de mi cuerpo. Ahora fui yo quien le regreso una mirada de burla.

                                                                    ...


Me costo un poco llegar al departamento de Sergio. Acceder a sus recuerdos es un poco difícil si el verdadero no deja hablar a mi lado. Suelto la bolsa en la entrada y busco un espejo. 



Sin perder el tiempo, paso mis manos por todo mi torso, deteniéndome en mi pecho para apretarlo. El dolor del gimnasio aún se siente, es el pecho más firme que he tocado.

Me quito la camisa y me quedo sorprendido un momento. Todo estaba cubierto de una capa de vello, paso mis dedos suavemente y miles de pensamientos pasan por mi mente, la mayoría de ellos eran sobre sexo.



─Deja de tocarte ─el verdadero Sergio solo puede verme─ No puedes hacer esas cosas con mi cuerpo.

─¿Y que vas a hacer? ─me quite el short y vi la pequeña ropa interior que tenía─ Es mi cuerpo ahora y no lo dejare hasta que me aburra ─tomé el bulto en mi ropa interior, le di un fuerte apretón y no pude evitar gemir.



Sergio soltó otro gemido, lo cual le pareció confuso.

─¿Te gusto? ─dije con una sonrisa─ Por desgracia estamos en el mismo cuerpo, así que todo lo que sienta tú también lo sentirás.

Pude ver en su cara una reacción de pánico, él sabia que me gustaban los hombres. Por alguna razón me excito saber que un hetero disfrutaría de esas experiencias.

Mi vista fue hacia abajo, una erección se asomaba por la pequeña ropa interior. Le lancé una mirada a Sergio, su única reacción fue mover lentamente su cabeza.

De un fuerte tirón lo rompí y lo tomé con ambas manos. Estás, son tan gruesas y llenas de vello.

Di unos gemidos con la voz más profunda que pude y Sergio casi en automático los repetía. Mientras me masturbaba no podía desviar la mirada de mi reflejo, ese perfecto cuerpo definido y lleno de vello me mantenía cautivo. En momentos, Sergio tenía los ojos en blanco, como si hace mucho no hubiera recibido este placer.

Un olor llego a mi nariz, era sudor combinada con un desodorante. Es verdad, vengo apestando por el gimnasio. Levante mi brazo para oler el aroma de este hombre, casi me desmayo al recibir tal impacto, era una esencia fuerte.

─Si que apesto ─Sergio estaba a mi lado disfrutando de la mejor masturbada de su vida.

Cerré los ojos y pensé en todos los chicos que vi en el gimnasio. Todos ellos vestidos con la ropa más ajustada, incluso unos sin camisa. Abrí los ojos y me encontré de nuevo la imagen del oso.

─No pienses en chicos ─Sergio ruega.

─Yo tengo el control y pienso en lo que quiera ─reafirme. De nuevo los cerré y me imaginé a cuántos de ellos me podía coger ─¡Voy a venirme! ─grité con fuerza.

Mi semen se esparció por todo el espejo y algunas gotas cayeron sobre mi abdomen peludo. Tomé un poco y lo pasé por mi lengua de una forma delicada.

─No hagas eso ─Sergio reclama.

Me quede un momento pensando mientras veía mi reflejo. Va a ser molesto tener a Sergio a mi lado, pero es algo que puedo tolerar.

─Espero que tu primera experiencia con un hombre fuera de tu agrado ─me burlo mientras tomo la ropa del suelo ─Voy a estar aquí un rato largo. 

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