No quería venir de vacaciones Pt2

Caminar por la calle con una camisa puesta se siente mejor, me hace olvidar la pena que pase ayer cuando la gente podía ver mi pecho. Me acerque a la banca , él ya estaba allí, pero no me gusto como me vi a mí mismo, tenía una camisa de tirantes blanca, un short corto que estaba por encima de las rodillas y unas sandalias de plástico. Reconozco el short lo empaque solo porque era uno de los pocos que tengo no pensé que lo utilizaría hasta que prácticamente me vi usándolo y de la camisa si ni idea de donde la saco.

─ Hola ─dije.

─ Que hay.

El hombre me miro de pies a cabeza.

─ Te pusiste lo que estaba hasta el fondo del armario o que.

─ ¿Y tú de donde sacaste esa camisa?

─ Me la presto uno de tus amigos, todas las que tu tenías eran polos odio esas camisas.

─ No me gusta que te vistas así.

─ Vato qué más da, tú me vestiste como si fuera a una fiesta.

Me mire un momento.

─ Yo creo que me veo bien ─pensé.

─ Vamos con la bruja a ver si nos puede cambiar.

Ambos regresamos a la tienda, la tendera ya estaba allí de nuevo en su teléfono.

─Buenos días ─dije.

─ ¡Hey bruja dile a tu hermana que nos regrese a la normalidad!

La tendera dejo caer su teléfono en el mostrador, nos dio un vistazo rápido.

─ ¿Quiénes son?

─ ¡Los que vinieron ayer y cambiamos por accidente!

El hombre se puso furioso, verme enojado me hizo retroceder un poco ni siquiera sabía que podía enojarme de esa forma.

─ Amigo cálmate solo bromeo, como se me va a olvidar al hombre prepotente y el chico tímido.

Por fin alguien le dice lo prepotente que es… ¡espera que dijo de mí!

─ Pudiste contactar con tu hermana.

─ Si me dijo que podría regresar mañana por la tarde al parecer no estaba muy lejos.

─ ¡Mañana por la tarde! ─dije poniendo mis manos sobre el mostrador─ Yo me voy mañana a medio día.

─ Es lo que hay chico igual no veo el problema, puedes quedarte un poco más.

─ Bien… puedo esperar hasta mañana en la tarde.

Ambos salimos de la tienda y regresamos a la banca. 

─ Mira vato hay que seguir con esto de ocupar el lugar del otro, sé que estas de vacaciones, pero hey puedes disfrutar tus vacaciones siendo yo.

─ Si, sí que más da ─me deje caer en la banca.

─ Vato no te desanimes sé que fue mi culpa que estemos en esta situación en primer lugar, la neta perdón, pero escucha ahorita mi cuerpo tiene que ir a la universidad.

Lo mire con el ceño fruncido

─ Ya que, no creo que pueda hacer otra cosa.

Me levante de la banca y lo mire.

─ Tú vete a divertir has que valga la pena todo lo que pague.

─ Dalo por hecho vato, te recomiendo cambiarte normalmente no uso esas camisas porque me dan mucho calor, en mi departamento vas a encontrar como llegar a mi universidad.

─ Está bien, tú… solo no hagas malo con mi cuerpo.

─ Por cierto… soy Arturo.

─ Yo soy…

─ No hace falta tus amigos ya me dijeron tu nombre. 

Ambos nos separamos y regrese a su departamento, busque de nuevo en el closet, la verdad no encontré nada que me gustaría ponerme así que revise en la pila de ropa sucia y tome una camisa negra y unos pants azules, los olí un momento y parecían limpios. Me cambie lo más rápido que pude, agarre su mochila y revise por donde estaba su universidad


Me perdí varias veces para llegar a la universidad no conozco la ciudad por completo solo la zona en donde está mi hotel, pero para mi suerte llegué a tiempo a su primera clase, pasé hasta el fondo del salón y me senté en la banca más alejada de todos los demás. No sé qué tiene en la mochila solo la tomé sin revisar así que la abrí, adentro había unos cuantos cuadernos y dos libros demasiado pesados, si me sorprendí un poco al ver eso y sobre todo porque no sentí el peso de esas cosas, este vato sí que es fuerte.

Después de unas cuantas clases tuve una hora libre, tenía hambre así que salí de la universidad a ver que encontraba, no me había dado cuenta, pero tengo la cartera de Arturo y apenas tenía dinero ahora entiendo porque pedía su dinero de vuelta. Al final me pare a comer en un puesto de tacos baratos, un almuerzo tranquilo después de todo lo que paso se siente bien… o eso creía hasta que vi a unos de mis amigos, Héctor, llegar al puesto.

─ ¿Qué hace aquí? No se supone que está en la playa ─pensé.

No había muchos lugares en donde sentarse así que se sentó junto a mí, me estaba poniendo nervioso, tenía tantas preguntas, pero no podía hacer ninguna ya que me veo como un desconocido para él así que mejor continué comiendo. De vez en cuando Héctor me miraba, debió sentir que también lo miraba, Héctor me comenzó a hablar. 

─ ¿Eres de aquí?

─ No estoy… si soy de aquí.

─ Genial, ¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?

─ Emm… diría que toda mi vida jaja ─dije. Por favor no me preguntes más sobre la vida de este tipo no sé nada ─pensé.

─ Yo solo estoy de vacaciones, vine con unos amigos.

─ ¿Dónde están ellos?

─ En un barco pensaron que sería divertido, pero yo me mareo mucho así que mejor dije que vería la ciudad.

─ Ese estúpido, se está gastando mi dinero en esas cosas tan caras, bueno igual yo tengo tacos ─pensé.

─ Aunque uno de mis amigos se comportó raro. 

─ ¿Cómo qué raro? 

─ Ayer que llegamos a la habitación tenía un six de cerveza al lado de la cama y lo más extraño es que él no toma, además él fue el que nos dijo lo del barco, para mí que solo quería ponerse pedo a la mitad del mar.

Cuando escuche eso quería matar a Arturo, ese cabrón andaba haciendo todo lo que se la da la gana y todavía tiene el descaro de pedirme que vaya a su universidad. Me calme no quería alejar a Héctor, tenía que controlar lo que ese sujeto hacía en mi cuerpo, pero yo atrapado en el suyo poco podía hacer, pero mi amigo sí.

─ Oye conozco un buen lugar que aman los turistas, te podría llevar ─dije.

─ ¿De verdad? Ando muy perdido por esta ciudad.

─ Si yo te llevo.

─ Enserio gracias.

Ambos terminamos de comer y caminamos unas cuantas calles, no tenía ni idea hacía donde íbamos solo quería un lugar a solas para contarle toda la verdad. Pasamos por un callejón vacío, me pare de golpe y gire hacía él.

─ Escucha lo que te voy a decir va a sonar muy extraño, pero es la verdad. En realidad soy … ayer que estaba regresando a casa entre a una tienda extraña y cambie de cuerpo con este grandulón, el otro vato está en mi cuerpo y se está pasando de listo así que necesito que lo vigiles.

Héctor se alejó un poco se veía muy incómodo… creo que me pase. Él me dio un golpe en la quijada y otro en la entrepierna, me arrodille del dolor y Héctor comenzó a caminar muy rápido para salir del callejón.

─ No me vas a robar idiota ─escuche.

─ Espera eso no era… mi intención regresa ─pensé.

─ Sabes que el alcohol me da asco por eso no lo tomo ─grité.

─ ¡Ya cállate!

─ Se que eres bisexual, lo sé porque me lo dijiste cuando te dije que era gay.

Héctor se paró de golpe y giro hacía mí. 

─ ¿Cómo me decían en la secundaria?

─ El locutor, tú voz es muy gruesa, la primera vez que te escuche hablar me excite.

Héctor regreso hacia a mí y me ayudo a levantarme, después me dio otro golpe en la cabeza.

─ De verdad eres …

─ Si sé que parece una estupidez, pero créeme estoy atrapado en este cuerpo.

─ Y el otro vato está en tú cuerpo.

─ Si y se está pasando, no me lo quiero imaginar borracho.

─ ¿Y qué tal ese cuerpo? Es muy diferente al tuyo mira todos los músculos que tienes.

Héctor comenzó a tocar mis brazos, mi pecho, mi abdomen y por último mi entrepierna. Yo solo me recargué sobre la pared cuando hizo eso, normalmente Héctor es serio y respetuoso así que verlo de esa forma tocando mi entrepierna inevitablemente hizo que está se pusiera dura. 

─ Oye… eso… está mal.

─ Mi amigo está en ese cuerpo no creó que sea tan malo, tuviste suerte de intercambiar con este grandulón.

Héctor continúo tocando mi entrepierna, el bóxer me estaba apretando demasiado, un poco más y mi pene saldría disparado y así fue, él metió su mano en mi pants y bajo mi bóxer, comenzó a jalarme aún con los pants puestos lo que provocaba que la punta chocara contra la tela.

─ Oye enserio para, alguien podría vernos.


A Héctor parece que no le importo y siguió, de igual forma mire su entrepierna un gran bulto se le veía, nunca he visto su pene, pero puedo imaginar que es enorme por las veces que la tenía dura, siempre se le notaba un bulto gigante. Controlaba mis manos para que no tocaran ese bulto, pero era casi imposible yo también quería tocarlo.

De repente Héctor saco su mano de mi entrepierna y sin avisarme me bajo el pants, quise saltar para atrás y alejarlo, pero la pared me lo impedía. Sin avisar se hinco y comenzó a chuparla, se siente tan bien, a cuantos vatos más ya le abra hecho esto parece un experto. Ya no puede evitarlo más y me toque los pezones sensibles eso mejoro las cosas.  Cuando estaba a punto de venirme reaccione y aleje a Héctor y me subí los pantalones. 

─ Wey si pegas fuerte ─dijo. 

─ Aquí no cabrón alguien nos puede ver.

─ No me vas a negar que se siente mejor si sabes que te pueden descubrir ─toco mi pene.

─ ¡Cállate! Si quieres coger al rato lo podemos hacer en el departamento de este tipo.

─ Se escucha demasiado bien.

─ Héctor concéntrate, necesito que cuides mi cuerpo

─ Está bien ya me calmo y tranquilo yo cuido de que no haga nada ilegal con tú cuerpo.

─ Bien… gracias.

Héctor camino hasta el final del callejón y antes de dar vuelta me dijo.

─ Pero quiero mi pago con ese cuerpo ─sonrío.

─ Te pedí muchas veces que cogiéramos y siempre me decías que no y ahora que estoy así hasta me lo pides, pinche vato ─pensé.

Mire hacía mi entrepierna y mi pene seguía duro.

─Tengo que encontrar un baño. 

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